GACETAUAN
4 de abril 2011
Pág. 10
Por: José Ma. Robles Naya*
A
l inicio de la segunda década del
siglo XXI, casi nueve años des-
pués de haberse publicado la
Ley Federal de Transparencia y Acceso
a la Información Pública Gubernamen-
tal (11 de Junio del 2002) y en pleno auge
de lo que hemos dado en llamar la “so-
ciedad del conocimiento”, nada es más
omnipresente que la información y pa-
rece que cualquier dato es accesible en
la intrincada maraña del periodismo y
del conocimiento universal depositado
en internet. Todo con accionar los dedos
en un teclado y posar los ojos en una
pantalla.
Una herramienta fundamental en
este proceso han sido los avances ma-
sivos en la tecnología informática, ya
que han cambiado la manera en que las
sociedades se relacionan con la infor-
mación y la utilizan, y que, en términos
amplios, han hecho que el derecho a la
información adquiera otra dimensión
para la ciudadanía.
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sobre cómo podemos usar una herra-
mienta como el derecho a saber, a obte-
ner información que pueda servir para
mejorar nuestra cultura, calidad de
vida, percepción de nuestro entorno y
participación ciudadana en aquello que
tiene que ver con estilo de vivir, creci-
miento personal y bienestar familiar.
En términos muy amplios, la vida de-
mocrática abreva en la capacidad de los
individuos a través de cualquier forma
de participación, sea partidista, como
red social o en forma individual, para
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siones que les atañen.
Para ello, requieren de ese volu-
men tan basto de información que ge-
neran y poseen las entidades públicas,
para poder crear un sistema ágil entre
los diferentes sectores de la sociedad y
el gobierno, provocando sinergias para
maximizar el potencial de empleo de la
misma, sobre todo (en estos tiempos)
en asuntos económicos, como la gene-
ración de empleos al propiciar el creci-
miento del sector empresarial; con nue-
vas prácticas comerciales, por ejemplo,
o para incrementar su competitividad,
otorgar créditos, elaborar proyectos de
toda índole, etc.
De la misma forma, el derecho de ac-
ceder a la información personal de uno
mismo es parte del respeto para la dig-
nidad humana básica, pero también
puede ser imprescindible para tomar
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Puede ser de gran utilidad para cono-
cer sobre el uso de suelo, dónde comprar
una casa, qué planes de desarrollo urba-
no tiene determinada colonia, otorga-
miento de becas, conocer de resultados
en materia educativa para saber cómo
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(resultados Enlace), entre otras más.
El derecho a la información también
es una herramienta clave para combatir
la corrupción y los actos indebidos del
gobierno. Los periodistas, investigado-
res y ONGs, así como el ciudadano co-
mún, podrán usar el derecho de acceder
a la información para exponer irregula-
ridades, abusos, tropelías, y así poder
combatirlas y erradicarlas.
Por ello, el hecho de que las personas,
solas u organizadamente, ejerzan su de-
recho de acceso a la información, mejo-
ra su calidad de vida e incrementa el ni-
vel de democracia en su entorno social.
Y es que, cuando una sociedad ha op-
tado por aceptar la democracia como su
credo, es elemental que la ciudadanía
debe saber lo que hace su gobierno. La
información es un fundamento esen-
cial de la democracia representativa.
Funciona en la medida que sus repre-
sentantes respondan ante las personas
que les encargaron su representación y
la autoridad de tomar decisiones sobre
asuntos públicos. Al pueblo que delegó
la administración de los asuntos públi-
cos a sus representantes, le corresponde
el derecho a la información. Misma que
el estado usa, conserva y produce con el
dinero de sus contribuyentes. Por ende,
la democracia también implica trans-
parencia y buen gobierno en la medida
que los ciudadanos ejercen su derecho a
saber y participan en la construcción de
políticas públicas acordes a su realidad
y capacidad de desarrollo.
De las consideraciones anteriores po-
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mación y la transparencia son temas
que forman parte de la agenda nacional,
de nuestra vida democrática, sin que por
ello se reconozca que al estar incorpo-
rados en cualquier proceso o dinámica
de la misma, se cumpla con los indica-
dores mínimos que los validen y justi-
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ciudadana o agentes de cambio social.
El decir y el hacer son cosas muy dife-
rentes; el equilibrio y la congruencia en
el actuar, transparentando al máximo
las funciones y acciones de gobierno,
así como el uso positivo, constructivo y
con propuesta de parte de los usuarios
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relación de colaboración biunívoca y
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tan diverso que conforma nuestra reali-
dad como nación.
Es preciso aclarar que el derecho de
acceso a la información no debe confun-
dirse con la transparencia, ya que ésta
se ha convertido, de hecho, en una po-
lítica pública, que pasa necesariamente
por la rendición de cuentas, el ejercicio
del buen desempeño y la mejora de la
calidad de la función pública, y el pri-
mero, es el derecho de poder preguntar-
le a la autoridad todo lo concerniente a
su función.
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man una poderosa vertiente legitima-
dora para el ejercicio del poder.
Lo que es indudable es que, en Méxi-
co cada día hay una aceptación crecien-
te al uso del derecho a la información,
fundamento importante de la democra-
cia que ha logrado reconocimiento ge-
neral como derecho humano, como de-
recho ciudadano.
De su uso adecuado, oportuno y racio-
nal por parte de gobernados y gober-
nantes, dependerá en gran medida la
instrumentación futura de una agenda
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al desarrollo del país. El tiempo lo dirá.
*Titular de la Unidad de Enlace para
la Transparencia y la Información de la
Universidad Autónoma de Nayarit.
La democracia desde la transparencia y el acceso a la información